Y vino la luz
En un bar de Donostia, luz y vino se fusionan.
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Bajo la mirada atenta del Monte Igeldo, el sol se funde con el mar en la Playa de la Concha, pintando el cielo con tonos ardientes mientras el horizonte abraza un romance eterno.
En un bar de Donostia, luz y vino se fusionan.
Las algas dejan su espuma en la playa de Ondarreta, como susurros de amantes que se desvanecen en la arena, tejidos en el encuentro efímero entre tierra y mar.
Bajo la suave calima en la Playa de la Concha, el horizonte se abraza con los suspiros del mar, creando un velo etéreo.
Las calles vacías recuerdan aquellos días de pandemia.
Años marcando la hora y la presión atmosférica a pies de la playa de la concha.
En las aguas del Duero, la Catedral de Zamora se abraza con el río en un reflejo mágico,
Entre las arenas doradas de la Playa de la Concha, un paseante solitario encuentra su camino acompañado por las caricias de las olas, mientras el sol tiñe el cielo de ton...